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[...] Congregados conforme a la Erección de esta Santa Iglesia y habiendo sido llamados de ante diem para ver si convenía dar el salario que pide Gaspar Maldonado, niño ministril, hijo de Joan Maldonado, cabeza de los ministriles que ahora tiene esta Santa Iglesia, que en resolución [de] lo que su petición contiene y ha pedido diversas veces padre e hijo, es que tenga el mismo salario de doscientos ducados de Castilla que sus compañeros, pues hincha el vacío que tenía Joan Sanchez Maldonado y suple por él. Dijeron que atento a que su señoría ilustrísima del señor arzobispo, don Pedro Moya de Contreras, que Dios tiene, envió el año pasado de noventa [una] capilla de minsitriles, personas que tocasen los dichos instrumentos y otros de esta forma, y algunos de ellos habiéndose ido fuera de este reino por petición que en este cabildo dio Joan Maldonado, maestro de ellos y eminentemente en su arte, pidió se admitiese en la vacante de Joan Sanchez Maldonado a Gaspar Maldonado, su hijo del dicho Joan Maldonado, y habiéndole examinado el maestro de capilla, racionero Joan Fernandez, por comisión de este muy ilustre cabildo y constando por su parecer jurado y firmado que está en mi poder, a que me remito, ser hábil y poder ser admitido a la dicha capilla de ministriles en la dicha vacante. Por auto que este dicho cabildo acordó, en siete de abril de el año pasado de noventa y cinco, mandó recibir y recibió al dicho Gaspar Maldonado, hijo del dicho Joan Maldonado, por tal ministril, en la vacante del dicho Joan Sanchez Maldonado que fue a los reinos de Perú, y le señalaron cien pesos de oro de minas de salario en cada un año; y aunque el pedimento del dicho Joan Maldonado, su padre, fue que se le diesen los doscientos ducados de Castilla que cada ministril tiene, conforme al asiento que el dicho señor arzobispo hizo en corte, no le señalaron más de los dichos cien pesos de oro de minas, ordenando al doctor Dionisio de Ribera Flores, canónigo de esta Santa Iglesia, dijese al dicho Joan Maldonado no se le daba más salario hasta ver en discurso del año pasado de noventa y cinco el aprovechamiento que tenía el dicho su hijo, asegurándole que si estudiaba y se aprovechaba se le cumplirían a los dichos doscientos ducados, entrante este primero año de noventa y seis. Y ahora el dicho Joan Maldonado, por petición, pidió se le cumpliese al dicho su hijo conforme a los dichos doscientos ducados de Castilla que ganan los demás ministriles, pues el dicho su hijo podía ya suplir, como lo había hecho todo el año, con la destreza de que podría informar el maestro de capilla, como lo hizo en este cabildo calificándole por muy suficiente para ser recibido en el lugar del dicho Joan Sanchez Maldonado; y deseando este dicho cabildo sustentar al dicho Joan Maldonado y regalarle, por ser de quien pende y sustenta la dicha capilla de ministriles, y que si se fuese y despidiese --como se ha entendido lo hará no haciéndole esta comodidad-- cesaría del todo; y que con proveer al dicho su hijo del salario que pide es premio para su padre y esta Santa Iglesia, y culto divino se sirve con devoción y ornato, y por excusar ayudas de costa que cada año se le daban al dicho su padre y otros inconvenientes como este. Y por estos justos respectos encaminados al servicio de Dios Nuestro Señor, conservación y aumento del culto divino, se acordó y mandó que al dicho Gaspar Maldonado, hijo del dicho Joan Maldonado, se le diesen desde el primero día de este mes de enero, a razón de doscientos ducados por año, según y como los ganaba y tenía Joan Sanches Maldonado, encargando y mandando al dicho Joan Maldonado, su padre, trabajase en enseñar los instrumentos de chirirmía, corneta y flautas al dicho Gaspar Maldonado, su hijo, para que en todo Nuestro Señor sea más servido y él sea más honrado y regalado. Y así se acordó en el dicho cabildo y mayor parte de él, excepto el señor arcediano y señores canónigos Francisco de Paz, racionero Bartolome Franco, Francisco de los Rios, que fueron de parecer que bastaba darle los cien pesos de minas que hasta aquí. Todo lo cual se mandó asentar por auto y lo firmó el señor presidente. [...] |
