Registro MEX 69000017    
Archivo ACCMM Archivo del Cabildo Catedral Metropolitano de México
Biblioteca Turriana de la Catedral de Mexico
Microfilm Biblioteca Turriana / CONDUMEX
Ramo Actas de Cabildo
Libro 25 Caja
Legajo Expediente
Folios 169v-170
Fecha Acta 1700/03/24
Nombre ORTEGA Y MONTAÑEZ, Juan de; MALPARTIDA ZENTENO, Diego de; FUENTE SALAZAR, Tomás
Síntesis Memoria detallada del recibimiento del nuevo arzobispo
Transcripción Recibimiento que el muy ilustre y venerable señor Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Metropolitana de México hizo el día veinte y cuatro de marzo de este año de mil y setecientos, como a las diez horas de la mañana al excelentísimo señor doctor don Juan de Ortega Montañez, Obispo de Michoacán, electo Arzobispo de este arzobispado.
En el patio que cae a la contaduría de dicha Santa Iglesia, estaba prevenido, sobre alfombras, un sitial con telliz y almohadas de terciopelo encarnado. Y habiendo empezado el repique en la parroquia de Santa Catarina Mártir, por donde Su Excelencia venía, siguieron todas las campanas de dicha Santa Iglesia, parroquias, conventos y ermitas de dicha ciudad. Y avisado el señor deán por un celador que estaba prevenído, salió de dicha Santa Iglesia la cruz manga, acólitos y turiferarios, con todos los ministros eclesiásticos del clero de ella, interpolados el promotor fiscal, alguacíl mayor y notarios de la audiencia arzobispal; a que siguieron los curas de dichas parroquias, los señores capitulares, dignidades y canónigos que remataba en el señor deán, doctor don Diego de Malpartida Zenteno, que lo es de dicha Santa Iglesia, con capa pluvial de tela, diácono y subdiácono; y llevando en la mano una cruz, salieron al dicho atrio. Y apeado Su Excelencia del coche y dádosele el hisopo, asperjó al clero, se hincó en dicho sitial, adoró y besó la Santa Cruz, y se ordenó la vuelta de la procesión para dicha Santa Iglesia, con la música de la capilla de ella, entrando por la crujía al altar mayor, que estaba prevenido de seis luces en seis blandones; y en el presbiterio, cuatro cirios con cuatro blandones de plata grandes. Y habiendo Su Excelencia llegado a la nave procesional, dijo pasasen dichos señores Deán y Cabildo a su sala capitular. Y habiéndo entrado en ella con Su Excelencia, dicho Señor Arzobispo y yo, el presente secretario, y cerrado la puerta, desnudados dichos señores, preste, diácono y subdiácono, pasó Su Excelencia a su silla, y dichos señores a las suyas, y hizo una breve oración, refiriendo la merced que su majestad le había hecho de presentarle al arzobispado de esta Santa Iglesia, mucho más bien merecido en cualquiera de sus señorías y que lo había aceptado más a interpelación de su majestad que a voluntad suya, por estar bien hallado en el obispado de Michoacán, cargado de años y enfermo, y no poder servir como quisiera a ambas majestades en esta dignidad, pero que (Dios mediante), procurará asistir con el amor y pastoral afecto que debe a este ilustrísimo cabildo y a cada uno de los señores capitulares que le componen, tan virtuosos, tan graves y tan doctos, y a todo su clero, procurando como procurará, conocer los sujetos de él y hacer que cada uno asista en la parroquia que debe, dónde viven, cómo viven y de qué viven; que en su palacio nunca Su Exceléncia ha admitido chismes ni cuentos, ni se ha pasado de ellos, y procurará llevarlo adelante. Que sus dictámenes ha procurado siempre a Su Excelencia fundarlos en Dios y en lo mejor y, siendo así, nadie le ha apartado de ellos; que no se ha pasado Su Excelencia de ruegos ni interposiciones para las necesidades, porque sin ellas, ha procurado hacer las gracias de oficio constandole necesitarlas. Y por último, que viene a emplearse en servir a Dios y al rey nuestro señor, que en esto le ha puesto a sus señorías, y a dar el debido pasto a sus ovejas, que ojalá así sea; y pide lo encomienden a Dios para su mejor acierto. El señor deán correspondió a Su Excelencia, dando a ambas majestades las gracias en nombre de todo el cabildo de merecer tal prelado, con cuya prudencia, virtud y letras, espera muy feliz y pacífico gobierno. Y con esto, salió Su Excelencia y dichos señores, y yendo por dicha nave procesional, entraron por la crujía al altar mayor prosiguiendo el Te Deum Laudamus, la música y ciertas antífonas. Y entonó la oración dicho señor deán, que en dicha sala capitular se había vuelto a revestir con dichos señores diácono y subdiácono; y se entonó la s alve estando Su Excelencia hincado, de rodillas en la primera grada del presbiterío; y acabada con su oración, llegó al altar mayor y, puesto el bonete, bendijo al pueblo solemnemente. Salieron acompañándole hasta la puerta del sagrario dichos señores en dicha forma. Tomó Su Excelencia el coche, fue al real palacio y dichos señores, los suyos, con manteos, y fueron a esperarle a su palacio arzobispal. Y para que conste, pongo esta razón.
Tomas de la Fuente Salazar, secretario de cabildo [rúbrica].
Observaciones
Fecha registro 2003/10/13
Fecha última actualización 2015/10/09
Referencia al Índice temático
Referencias bibliogáficas